Un concepto financiero que todo inversionista debe de conocer es el de renta variable. ¿Suena complicado? Para que tomes mejores decisiones con respecto a tu inversión, te decimos todo lo que necesitas saber sobre el tema y algunos puntos a considerar antes de incluir este rubro en tu portafolio.
¡Toma nota!
En pocas palabras, la renta variable es un tipo de inversión que implica la variabilidad de la recuperación del capital invertido y su rentabilidad.
Esto se debe a que la rentabilidad de la renta variable está sujeta a diversos factores. Algunos de ellos son la evolución de la empresa en la que se invierte, la situación económica del mercado, entre otros.
Y es que, recordemos que los mercados financieros son extremadamente sensibles a cualquier cambio o movimiento en ellos, y esto puede verse reflejado de manera positiva o negativa para los inversionistas.
Las opciones para invertir en activos de renta variable son diversas, pero para que conozcas las más populares entre los inversionistas, te presentamos un listado con toda la información.
Al invertir en acciones, automáticamente adquieres una serie de derechos, pero el más importante es el cobro de dividendos. Es decir, la empresa en la que adquiriste los títulos puede repartir los beneficios que obtuvo durante un año entre sus accionistas, siempre y cuando se apruebe esta medida en su junta general.
Sin embargo, hay que tomar en cuenta que, para realizar operaciones en la bolsa, se necesita un intermediario acreditado (corredor de bolsa). La principal desventaja de esto es que cobran altos porcentajes de comisión.
Por fortuna, existe una alternativa para no tener que pagar un alto porcentaje de comisión a los corredores de bolsa por vender y comprar acciones. Se trata de los fondos mutuos, que son instrumentos de inversión que agrupan a un gran capital derivado de un amplio número de inversionistas.
Al crear esta especie de "vaquita", es posible acceder a acciones u otros activos de renta variable que resultan complejos para las personas por separado o que incluyen un alto costo debido a las operaciones.
Además, los fondos mutuos ofrecen mejores tasas de rentabilidad. Y brindan seguridad, liquidez y gestión profesional en el mercado de valores.
En el mercado financiero existe lo que se conoce como compra de divisas, en las que el precio de cada moneda o tipo de cambio depende de la oferta y demanda.
Con este activo, se favorece el comercio internacional y la inversión, puesto que no solo se realizan operaciones con efectivo, sino que se comercializan depósitos registrados en instituciones financieras o títulos que otorgan el derecho de cobrar una determinada cantidad de dinero.
Estos activos de renta variable son un conjunto de valores que cotizan en una bolsa de valores. Por lo tanto, se trata de un valor numérico calculado a partir de los precios en el mercado de cada uno de los valores que lo componen.
Entonces la rentabilidad de este instrumento corresponde a la variación de su valor de un periodo a otro.
Como se explicó en el primer apartado de este artículo, la renta variable corresponde a un tipo de inversión más arriesgada que se caracteriza por tener mayores posibilidades de tener buena rentabilidad, pero también mayor exposición a la volatilidad del mercado.
Por el contrario, los activos de inversión que corresponden a la renta fija (o instrumentos de deuda) son menos arriesgados tanto en su composición como en su fluctuación.
Otra característica de la renta fija es que son inversiones muy estables a lo largo del tiempo, debido a que su riesgo es mínimo. Como ejemplo podemos mencionar los fondos conservadores, bonos, depósitos a plazo e instrumentos de deuda pública.
En conclusión, los instrumentos de deuda y la renta variable son opciones para diversos tipos de inversionistas: la primera corresponde a un nivel básico e intermedio que no quiere arriesgar demasiado su plata y que busca utilizar sus ganancias en un corto plazo.
Mientras que la variable corresponde a un perfil moderado o agresivo que no tiene problema en arriesgar más y tolerar los cambios en el mercado. Por su parte, busca un horizonte de inversión a largo plazo para poder cumplir sus metas.
Toma en cuenta esto antes de decidir por los activos que formarán parte de tu portafolio de inversión.
Antes de invertir en instrumentos de renta variable, existen una serie de factores que debes de considerar:
Este corresponde a una gran ventaja. Y es que invertir en opciones de renta variables permite combatir la inflación a largo plazo. ¿Cómo es posible? A largo plazo existe una alta correlación entre el crecimiento de la economía de un país y la renta variable.
Sin embargo, a corto y mediano plazo, lo común es sufrir movimientos negativos que afecten los rendimientos esperados.
Por ello, este tipo de inversiones se recomiendan para personas jóvenes que debido a la etapa en la que se encuentran pueden asumir un mayor riesgo, pues tienen menos responsabilidad y un mayor plazo para cumplir sus metas. ¡No temas a invertir en tus 20!
No pierdas de vista que al momento de invertir en activos de renta variable, lo recomendable es siempre contar con la asesoría de un experto en finanzas. Algunas opciones pueden ser: acudir a una entidad bancaria o llamar directamente a un asesor.
Sin embargo, para que tomes buenas decisiones con respecto a la inversión de tu capital, los inversionistas pueden consultar la situación actual de la empresa en la que desean invertir. Otros datos a los que pueden acceder son: historia, situación legal, contable y administrativa; estados financieros, auditorías y clasificadoras de riesgo.
Esto es posible gracias a que los estados financieros de las empresas que operan en la bolsa chilena se encuentran en los registros públicos de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF).
El horizonte de inversión hace referencia al plazo de tiempo en el que el inversionista planea mantener su capital invertido. En ese sentido, los activos de renta variable corresponden a estrategias de inversión de 3 años o más.
Esto hay que tenerlo en cuenta al momento de crear tu portafolio de inversión y querer incluir en él algún activo de renta variable, pues este tipo de inversión será de ayuda para lograr metas a largo plazo, como tu jubilación, comprar una casa o pagar la universidad de tus hijos.