Invertir dinero en fondos mutuos es extremadamente sencillo, ahora que existen plataformas como Clever que automatizan y simplifican el proceso. De hecho, el cliente solo debe enfocarse en dos cosas (y ni siquiera cuánta plata tiene): cuál es su objetivo con la inversión y su perfil de riesgo. Y es este último punto el que podría llegar a prender alarmas en ciertas personas, lo que de cierta forma es entendible, porque para ellos riesgo es igual a perder plata, y perder plata es igual a tragedia. Pero calma, la cosa no es tan así. Basta con seguir sencillos consejos para que, al final, definir tu perfil de riesgo al invertir sea mucho más fácil.
Aquí la clave es el tiempo. Recuérdalo. Un fondo riesgoso no es peor que el moderado, así como el conservador no es sinónimo de que fuiste criada o criado con valores a la antigua.
¿Qué pasa si quiero generar luquitas y retirarlas en menos de un año? Bueno, ahí te conviene un fondo conservador, que se invierte en empresas y rubros con rentabilidades relativamente estables aunque no muy grandes.
¿Y si quiero que la rentabilidad me pague un viaje? Posiblemente sea una meta a cumplirse en tipín tres años, por lo que un riesgo equilibrado no vendría mal. ¿Ya y si quiero invertir para comprarme una casa o tener lucas en el momento que deje de trabajar? Esa meta lleva tiempo, quizá 8 años o más, por lo que un fondo arriesgado pinta como la mejor opción.
Es cierto, un fondo conservador es “irse más a la segura” y los arriesgados se caracterizan por tener mayores fluctuaciones. Por suerte, una estrategia más riesgosa, en el largo plazo, es generalmente más rentable. ¿Por qué? Porque apostar por empresas innovadoras no es tan predecible como las inmobiliarias, por dar un ejemplo, pero si uno conoce la historia humana, tiende a pensar que el mundo avanza, y en ese avance es la innovación o estrategias disruptivas las que se llevan la torta y aplausos.